Las tendencias sociales de exclusión, de expulsión, exigen una respuesta contundente por parte de la sociedad ampara por al paradigma de la inclusión social. Algo que a simple vista nos puede llevar a pensar en las personas sin tejo, en situación de hambre o pobreza, inmigración, etc. pero que en realidad nos insta a ampliar el foco y darnos cuenta de a cuantas personas y colectivos, circunstancias y hábitos podemos estar repeliendo. Lo cual evidencia una pérdida de oportunidades y de capacidades, y por tanto reclama otra perspectiva en inversiones y también en protección social. En conclusión, se trata de un proceso de empoderamiento para participar los colectivos en la sociedad, superar las brechas y dar voz para que las personas tomen sus propias decisiones.
Desde la Unión Europea se canaliza desde la coordinación para la protección social y la inclusión social (MAC Social), con sus objetivos e indicadores, alrededor del Pilar Europeo de Derechos sociales (Gotemburgo (2017) estructurado en tres perfiles: Igualdad de acceso al trabajo, Condiciones de trabajo justas y Protección e inclusión social; y dentro de este último perfil: Prestaciones por desempleo, Renta mínima, Sanidad, Cuidados, etc.
Los diseños accesibles, incluidos los diseños de espacios, son evidentemente un importante recurso para pretender alcanzar la inclusión social: pues las barreras arquitectónicas son la primera barrera que encontramos: y aunque no es la única, sí que resulta de enorme trascendencia: pues el cómo explica muchas tendencias y resultados.
Agenda 2030. ODS 10. Reducir la desigualdad en los países y entre ellos
Meta 10.6. Asegurar una mayor representación e intervención de los países en desarrollo en las decisiones adoptadas por las instituciones económicas y financieras internacionales para aumentar la eficacia, fiabilidad, rendición de cuentas y legitimidad de esas instituciones